Desde finales de octubre, la capital de Bangladesh, Daca, y las principales zonas industriales han experimentado una serie de manifestaciones de trabajadores textiles que exigen un aumento salarial significativo, lo que ha provocado un debate profundo sobre la gran dependencia de la industria mundial de la confección de la mano de obra de bajo coste. En Bangladesh, unas 3500 fábricas de ropa emplean a cerca de 4 millones de trabajadores, que a menudo trabajan horas extras para satisfacer las necesidades de marcas mundiales conocidas, pero solo reciben un salario mínimo mensual de 8300 takas (unos 75 dólares estadounidenses).
Ante una tasa de inflación continua de aproximadamente el 10% en el último a?o, los trabajadores textiles de Bangladesh exigen que el salario mínimo se eleve a 20390 takas, un aumento de casi el triple. Sin embargo, los empresarios solo han propuesto un aumento salarial del 25%, es decir, 10400 takas, lo que ha tensado aún más la situación. Debido a las manifestaciones, unas 300 fábricas han cerrado en Daca y en Gazipur, el centro de la industria textil.
Faruque Hassan, presidente de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Ropa de Bangladesh (BGMEA), se?aló que apoyar las demandas salariales de los trabajadores significa que las marcas occidentales de ropa deben aumentar los precios de los pedidos. Hassan escribió a la Asociación Estadounidense de Ropa y Calzado para instar a las grandes marcas a aumentar los precios de los pedidos para apoyar la transición salarial. Se está celebrando una reunión de coordinación del Comité de Salarios Mínimos de Bangladesh, y el gobierno considera que la oferta de los empresarios es inviable, mientras que los propietarios de las fábricas advierten que, si se cumplen las demandas de los trabajadores, Bangladesh podría perder su ventaja competitiva.
Estos acontecimientos ponen de manifiesto los problemas del modelo empresarial de la moda rápida, que se basa en la competencia de los trabajadores de bajos ingresos de Asia que proporcionan productos a bajo precio. Bangladesh, uno de los principales exportadores mundiales de textiles, tiene salarios extremadamente bajos para los trabajadores y ahora se enfrenta a una explosión total de contradicciones sistémicas.
En cuanto a la respuesta a las demandas de los trabajadores textiles de Bangladesh, H&M expresó su apoyo al nuevo salario mínimo y permitió a las fábricas aumentar los precios en sus prácticas de compras de la cadena de suministro para reflejar el aumento salarial. Según los datos proporcionados por H&M, el salario mensual promedio de los trabajadores de Bangladesh en su cadena de suministro es de 134 dólares, superior al salario mínimo. Sin embargo, en comparación con los ingresos mensuales promedio de 293 dólares de los trabajadores de Camboya, los salarios de los trabajadores de Bangladesh siguen siendo bajos. Del mismo modo, H&M paga a los trabajadores indios un 10% más que a los trabajadores de Bangladesh, a pesar de que compra más prendas de vestir de Bangladesh que de India y Camboya.
Puma menciona en su informe anual que la remuneración pagada a los trabajadores de Bangladesh es muy superior al mínimo de referencia, pero solo el 70% del “salario mínimo de vida local”, mientras que los trabajadores en Camboya y Vietnam reciben ingresos que alcanzan el salario mínimo de vida local. Puma destaca que la solución del problema salarial requiere la cooperación de múltiples partes, ya que una sola marca no puede resolver este desafío de forma independiente.
La industria textil de Bangladesh ha experimentado eventos negativos en su desarrollo, como el colapso del edificio de Savar en 2013, que causó la muerte de 1134 personas. Este evento impulsó a las marcas internacionales a centrarse en la mejora de las condiciones laborales locales, al mismo tiempo que buscan precios bajos.
El incidente de la manifestación y las discusiones posteriores han vuelto a poner en el foco público el modelo de producción de la industria textil mundial y su dependencia de la mano de obra barata. La situación salarial y de prestaciones de los trabajadores textiles de Bangladesh, como parte de la cadena de suministro mundial de prendas de vestir, ha suscitado una gran preocupación en la comunidad internacional. A medida que se revelan más datos y las grandes marcas responden públicamente, la conciencia de los consumidores mundiales sobre la ética y el comercio justo detrás de la producción de prendas de vestir está aumentando constantemente.