Según las últimas previsiones del Banco Mundial, la economía mundial se enfrenta al peor período de cinco a?os de crecimiento desde la década de 1990. En su informe, la organización prevé una desaceleración del crecimiento económico en general, a pesar de las diferentes situaciones económicas en las distintas regiones, especialmente en Norteamérica, Europa y Asia central, así como en la región de Asia y el Pacífico.
El Banco Mundial se?ala que, si bien se prevé una mejora del crecimiento económico en América Latina y el Caribe, y una recuperación más pronunciada en Oriente Medio y áfrica, la debilidad del comercio mundial y las tensiones en los mercados financieros frenarán considerablemente la economía mundial, especialmente para los países en desarrollo. Para 2024, se prevé que la tasa de crecimiento de los países en desarrollo sea sólo del 3,9%, más de un punto porcentual por debajo de la media de los diez a?os anteriores.
El Banco Mundial afirma además que, debido a la desaceleración económica, aproximadamente una cuarta parte de la población de los países en desarrollo y casi el 40% de la población de los países de bajos ingresos serán más pobres que en 2019, antes de la pandemia. Esta situación indica que el mundo no ha logrado el objetivo de convertir la década de 2020 del siglo XXI en una década transformadora para hacer frente a la pobreza extrema, las principales enfermedades infecciosas y el cambio climático.
Sin embargo, la organización destaca que, si los gobiernos actúan con rapidez, aumentando las inversiones y reforzando los marcos de política fiscal, aún es posible revertir la situación actual. El informe se?ala que, para desencadenar este auge, las economías en desarrollo deben aplicar un paquete de políticas integral, que incluya la mejora de los marcos fiscales y monetarios, la ampliación del comercio y los flujos de financiación transfronterizos, la mejora del entorno de inversión y el aumento de la calidad de las instituciones.
La institución destaca que, si bien se trata de una tarea ardua, muchos países en desarrollo ya han aplicado con éxito estas medidas en el pasado. Por lo tanto, la aplicación de estas medidas una vez más ayudará a mitigar la tendencia a la desaceleración del crecimiento económico prevista para el resto de esta década.